Los objetos no poseen alma, están vacíos. Pero es en este espacio en donde coexistimos con ellos. Entre sus paredes somos posibilidad y capacidad de reinventarnos una y otra vez para llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos. Una bolsa, vestimenta o accesorio no son por ellos mismos, ni nos hacen ser. Somos nosotros quienes creamos posibilidades infinitas cuando los usamos.
Todas nuestras piezas carecen de alma, pero eso si, son hermosas.